La sexualidad en las diferentes etapas de la vida y en situaciones especiales
En la andropenia o andropausia
En los años noventa se empezó a usar el término de "andropausia" para denominar un estado de deterioro que con la edad sucede en los varones, y se acuñó así por la aparente similitud del proceso masculino con la menopausia de la mujer, aunque se ha comprobado que ambas vivencias no son iguales.
Llamamos andropausia al proceso por el que las capacidades sexuales del hombre van declinando con la edad, al igual que otras funciones orgánicas. Así como a la mujer no le es posible engendrar cuando alcanza el climaterio y ese periodo es identificado claramente con la llegada de la menopausia, en el hombre se produce una progresiva pérdida de su potencia sexual, sin que llegue a un final concreto, como ocurre en la mujer. El varón, debido a la constante producción de espermatozoides, puede engendrar y tener la capacidad de procrear hasta muy avanzada edad, incluso superados los 70 años. Por ello, se considera que el término andropausia (del griego andro: varón, y pausia: cese) no es correcto, al igual que tampoco lo sería climaterio masculino porque mientras en la mujer hay un inicio claro de la menopausia, coincidente con el fin de la menstruación, en el varón no hay un momento concreto de su vida para la aparición de la andropausia. Esto se debe a que el testículo del varón puede conservar hasta el final la capacidad de producir espermatozoides y hormonas.
Según cada individuo, este periodo se iniciará en unmomento u otro, condicionado por una serie de factores: estrés, alimentación, actividad física, factores hereditarios, tipo de vida sexual. Podemos pensar que la andropausia es progresiva y con características propias en cada sujeto.
La andropenia engloba las alteraciones relacionadas con la disminución del nivel de andrógenos que siente el varón a partir de los 50 años
Algunas características de este proceso, relacionadas con el déficit de testosterona son el descenso de la libido, el cansancio, la debilidad general y falta de apetito sexual.
En determinados círculos científicos se propone en vez del término andropausia el término andropenia (del griego andro: varón; y penia: carencia), que parece más apropiado. Así pues, bajo el término andropausia, o mejor andropenia, se engloban las alteraciones que comienzan a afectar al varón desde los 50 años y que tienen que ver con el progresivo descenso del nivel de andrógenos u hormonas masculinas. Estas hormonas estimulan el desarrollo de los caracteres sexuales propios del varón, así como del aumento tanto de la fuerza como de la masa muscular. Su actividad repercute en numerosos procesos orgánicos, pero sus consecuencias afectan en especial a la capacidad sexual.
Los cambios y síntomas que provoca la andropenia se manifiestan no sólo sobre la función sexual. También puede generar un efecto negativo en el estado de ánimo, con posible irritabilidad, desasosiego e incluso tendencia a la depresión. No es infrecuente que en la pareja, tras una plácida convivencia de décadas, se desencadenen problemas de relación, según logren adaptarse o no a los normales cambios vitales que ambos miembros experimenten, ya sea la menopausia, la andropenia o ambas simultáneamente.
En el año 2004 se dieron a conocer los resultados de la Primera Encuesta Nacional sobre Salud del Hombre y andropenia. Una de sus principales conclusiones fue "la necesidad de incrementar el conocimiento que existe sobre la andropenia o andropausia, puesto que el 70% de los hombres españoles de entre 45 y 74 años no la conocen, si bien un alto porcentaje (52%) de esta población presenta sintomatología relacionada con este síndrome, que afecta no sólo a la calidad de vida, sino a funciones físicas y mentales"
Los cambios en la esfera sexual que experimentan los varones que la presentan, alrededor de la mitad de la población masculina en edades próximas a los 60 años, son los derivados del progresivo descenso en los niveles de testosterona por la disminución de manera natural y progresiva de la función testicular:
- Signos físicos de hipogonadismo: disminución del deseo sexual, del volumen de ambos testículos y alteración de los caracteres sexuales propiamente masculinos con disminución del vello de la cara y del pubis, etc.
- Deterioro de la calidad seminal y la capacidad fecundatoria, con menor volumen y proyección en la eyaculación.
- Erecciones menos firmes debido a una pérdida más rápida de la vasocongestión genital, por lo que son necesarios más estímulos físicos y mayor tiempo para alcanzar la excitación.
- Orgasmos que se perciben como menos intensos y de menor duración.
- Descenso en la producción de otras hormonas, como la del crecimiento (GH o Somatotrofina producida en el hipotálamo) y de las glándulas suprarrenales (noradrenalina, adrenalina y corticoides) que tienen un papel central en toda la fisiología corporal.
- Ginecomastia, es decir, aumento del tamaño de las mamas.
Estos cambios provocan disminución de la masa muscular y acumulación de grasas, lo que puede generar aumento del colesterol, tendencia a la obesidad y a sufrir enfermedades cardiovasculares.
La vejez no es una etapa asexuada, puesto que el ser humano no sólo depende de niveles hormonales y mensajes genéticos, los matices psicológicos son importantes
El tratamiento hormonal de sustitución con testosterona tiene buenos resultados, pero tiene una influencia negativa sobre el cáncer de próstata. Ésta es una patología relativamente frecuente en el hombre a partir de los 50 años, coincidiendo con un aumento de tamaño que obstruye la salida de la orina por la compresión de la uretra. De ahí que sea recomendable la revisión prostática a partir de esta edad.
La alteración en la sexualidad tan sólo es una parte del trastorno. Sin embargo, hace que el hombre sienta que va perdiendo su masculinidad, su potencia sexual y parte de su atractivo, lo que puede conducir a un deterioro en su autoconfianza y autoestima. Si no dispone de información suficiente para entender el proceso en el que está inmerso, a fin de adaptarse a su nueva realidad, lo vivirá con un profundo sentimiento de pérdida y de fracaso y puede caer en una situación de desánimo, que, cuando menos, mermará su capacidad de disfrute de las actividades cotidianas. No obstante, aunque hay un cierto descenso del 'rendimiento sexual' en los aspectos físicos, persiste la satisfacción psicológica y emocional, mejorando en algunos casos.
Aunque el paso del tiempo y el envejecimiento se viven por muchas personas como algo negativo, en realidad es una etapa vital más, ni mejor ni peor que otras, tan sólo distinta, y la percepción de las 'supuestas pérdidas' en realidad son adaptaciones a nuevos ciclos vitales que vienen marcados de manera sabia por la propia naturaleza. La andropenia, como la menopausia, no se vive del mismo modo por todos los varones, y muchos hombres y mujeres gozan en esta etapa de su vida una satisfactoria vida sexual.
No todos los efectos de la andropenia son negativos. Hay orgasmos satisfactorios hasta edades superiores a los 90 años; la respuesta sexual es más larga, con lo que trastornos sexuales que se presentan en épocas anteriores como la eyaculación precoz son infrecuentes y la mujer que requiere de una estimulación más prolongada puede experimentar una mayor satisfacción.
En nuestra cultura está muy extendida la idea de que la vejez es una etapa asexuada. Sin embargo, la sexualidad humana, a diferencia de la de otras especies, no es sólo un proceso orgánico basado en niveles hormonales y mensajes genéticos, sino que el hombre y la mujer gozan de una sexualidad enriquecida por matices psicológicos muy acusados, que a veces cuentan más que los aspectos meramente físicos y que dan lugar a una gran diversidad de deseos, actividades y preferencias. Una persona o una pareja puede sentir rebrotar de nuevo su sexualidad a muy avanzada edad, con mayor comprensión y entrega que en edades más jóvenes. Desde luego, con el transcurso de los años la sexualidad ha de cambiar en sus ritmos y sus formas de expresión, lo que no indica que empeore, sólo se modifica.
Algunos hombres de edad avanzada se sienten desdichados con la sexualidad que viven porque no han comprendido que su nueva realidad, es decir, el natural receso que se experimenta en la andropenia, no les permite expresarse sexualmente como cuando eran más jóvenes y viven con amargura estos cambios. Las personas que los entienden y saben adaptarse a ellos tienen la llave que abre la puerta de una satisfactoria sexualidad a cualquier edad.