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Las infecciones de transmisión sexual (ITS)

Principales ITS según la principal forma de manifestación

Principales ITS según la principal forma de manifestación

ITS que se manifiestan mediante úlceras genitales

Aunque son varios los agentes responsables de úlceras genitales en nuestro país la mayoría de estas lesiones están producidas por el herpes genital y, en menor medida, por la sífilis. De todas formas, hay que tener en cuenta que no todas las úlceras genitales son de transmisión sexual y que a veces coexisten úlceras infecciosas por diferentes causas.

Herpes genital

Puede ser causado por los dos tipos de virus de herpes simple, el 1 (VHS-1) y el 2 (VHS-2). La infección genital la produce sobre todo el VHS-2, el VHS-1 suele generar con mayor frecuencia infecciones orales.

El VHS-2 se transmite por contacto sexual (vaginal, anal u oral), a partir de personas que tienen lesiones activas, aunque, en ocasiones, quienes la trasmiten no presentan síntomas. Se extiende con mucha facilidad en las mujeres y con su contagio aumenta el riesgo de cáncer de útero. Además, en caso de embarazo puede provocar aborto o parto prematuro. Si el recién nacido se contagia durante el nacimiento, puede morir o sufrir serios daños cerebrales.

En las mujeres afectadas aparecen pequeñas vesículas dolorosas que con posterioridad se ulceran. Estas úlceras surgen en los genitales externos, las zonas próximas al ano, muslos o nalgas. Pueden presentarse también en el interior de la vagina e incluso en el cuello del útero. Se manifiestan entre los días 2 y 21 después de haber sido contraída y duran de dos a tres semanas. Otros síntomas pueden ser fiebre, nódulos linfáticos hinchados y síntomas parecidos a los de la gripe, además de dolor al orinar. En el hombre el cuadro es parecido, pero localizado en el pene o cerca del ano. Aunque los síntomas desaparecen antes del mes, el virus se encuentra en estado latente, periodo durante el cual no es contagioso pero puede brotar de nuevo en el paciente, que debería volver a iniciar el tratamiento.

La reaparición es una característica común de los virus herpes, y sobre todo del VHS-2, pero, si sucede, suele ser de duración más corta (sobre una semana) que la presentación inicial y a menudo pasa desapercibida. En pacientes portadores del virus VIH las lesiones suelen ser más graves y más dolorosas.

La infección se sospecha por el aspecto de las vesículas y se confirma por el análisis de laboratorio. El tratamiento del primer episodio de herpes genital se realiza con fármacos antivíricos (aciclovir, famciclovir, etc.) siguiendo las pautas que el médico recomiende. Es necesario un tratamiento adicional para aliviar las molestias y los dolores que se producen. También hay pautas para el tratamiento de las molestas reapariciones.

Sífilis

Es una infección sexual de fácil transmisión y de consecuencias muy graves si no se realiza un tratamiento adecuado. Se conoce también con el nombre de chancro o pústula. El agente causal es una bacteria de nombre treponema pallidum. Es muy contagiosa y hay un 50% de probabilidades de que una persona con sífilis infecte a otra con sólo una relación sexual.

Una vez que ha entrado la bacteria en el organismo a través del contacto sexual, se desarrolla la infección en tres etapas con diferentes síntomas:

  • Primera etapa o sífilis primaria. (Aparece entre una y doce semanas después del contagio):

Tras un periodo de incubación (tiempo que transcurre desde que una persona se contagia hasta que presenta síntomas) que dura entre una y doce semanas, por término medio 21 días, se produce una lesión ulcerosa (chancro sifilítico) con aspecto de ampolla o herida abierta. Esta lesión es por lo general indolora y de aspecto limpio, y aparece en la zona de los genitales, por lo general en el pene, vagina o vulva, aunque también se puede manifestar en dedos, boca, pechos y ano. Otras veces no es visible por situarse en el interior del cuerpo. Suele estar acompañada de inflamación no dolorosa ni supurativa de los ganglios de las ingles. En esta etapa la infección es muy contagiosa y puede difundirse con facilidad. La lesión ulcerosa desaparece en unas 5 semanas, con independencia de que se trate o no la infección.

  • Segunda etapa o sífilis secundaria (de una semana a 6 meses después del contagio):

Si no se ha realizado tratamiento curativo de la primera etapa de la infección, progresa y se pueden presentar erupciones en la piel del tórax, espalda o extremidades, así como inflamación de los ganglios linfáticos, sobre todo del cuello, axilas e ingles. Puede aparecer fiebre, dolor de garganta, malestar general, con caída de cabello (alopecia) e inflamación de zonas próximas a los genitales o al ano.

En esta etapa la infección es muy contagiosa y se puede difundir a partir de las heridas sifilíticas abiertas presentes en cualquier parte del cuerpo en las que está la bacteria, sin necesidad de practicar actividad sexual alguna. Basta con un simple beso.

A menudo los síntomas son tan leves que no se perciben e incluso desaparecen con rapidez, pero a pesar de ello la bacteria se mantiene en el organismo.

  • Tercera etapa o sífilis terciaria (después de tres años o más desde el contagio, sin haber recibido adecuado tratamiento):

Puede manifestarse de diversas maneras, según la localización más predominante de la infección: úlceras en la piel y órganos internos, inflamaciones articulares (artritis), pérdida de sensibilidad en brazos y piernas, dolores e incapacidad (lesiones en el corazón, médula...).

Pueden aparecer complicaciones graves con lesiones cardíacas y de vasos sanguíneos que provocan insuficiencia cardiaca o circulatoria, lesiones cerebrales y medulares con riesgo de parálisis, trastornos psíquicos con posible demencia, etc. Casi el 25% de las personas que padece la infección y no recibe adecuado tratamiento queda incapacitado o muere en esta última etapa de la infección. El tratamiento de la sífilis, como el de la gonorrea, precisa de antibióticos, fundamentalmente la penicilina G benzatina, o, como alternativa, las tetraciclinas. En sus dos primeras etapas la sífilis puede ser curada en su totalidad con el tratamiento adecuado; esto no es seguro que suceda cuando se interviene en la tercera etapa, aunque sí pueden detenerse los síntomas.

Durante el embarazo, la bacteria puede ser transmitida al feto, que sufre la infección de manera similar al adulto. Puede provocar un aborto e incluso el nacimiento de un niño con importantes lesiones. Si la madre comienza el tratamiento antes de la semana 18 de embarazo, el riesgo de afección fetal es menor.

ITS que se manifiestan con inflamación de la uretra (uretritis)

Las infecciones de transmisión sexual

La uretritis se reconoce por la aparición de un exudado uretral (salida de líquido por la uretra) que puede ser purulento (con pus) o mucopurulento (con viscosidad y pus) y que se acompaña de dificultad o dolor al orinar (disuria). Las ITS que se manifiestan principalmente como una uretritis son la gonorrea y la clamidiasis.

Gonorrea

Es una infección venérea muy contagiosa que afecta a un alto número de personas. Se conoce como gonococia, blenorragia y purgaciones. Está causada por una bacteria en forma de grano de café, el gonococo, que se desplaza por las vías urinarias y los conductos genitales (uretra, vagina, cuello del útero, etc).

Puede transmitirse de unas personas a otras en cualquiera de sus etapas de desarrollo. Es más persistente y se difunde más en la mujer, en la que manifiesta síntomas tan sólo en dos de cada diez casos.

El periodo de incubación de la infección oscila entre 2 días y 3 semanas. Se puede apreciar un aumento de la secreción vaginal, dolor y escozor al orinar, molestias abdominales y sensación de cansancio. En el hombre, los síntomas son más evidentes, con molestias y escozor al orinar y secreción purulenta por el pene, que con el paso del tiempo se hace más fina y cremosa.

La gonococia puede provocar diversas complicaciones. En el hombre causa estrechamiento de la uretra y en ocasiones esterilidad; en la mujer, enfermedad inflamatoria pélvica, infección en las trompas de Falopio, en los ovarios y en el área pélvica, con elevado riesgo de esterilidad por producirse cicatrización y estrechamiento de dichos órganos, así como de la uretra. El gonococo puede diseminarse, pasar al torrente sanguíneo y provocar infecciones en articulaciones y en diversos tejidos.

La gonorrea es una infección venérea muy contagiosa que afecta a un alto número de personas, es más persistente en la mujer, pero en ella sólo manifiesta los síntomas en dos de cada diez casos

En personas portadoras de la infección, con la práctica del sexo oral, el gonococo puede difundirse del pene a la boca y a la garganta. Si estos órganos se afectan, al igual que en los genitales, puede que no se produzcan síntomas, o presentarse dolor de boca y garganta o inflamación de los ganglios de la zona.

A menudo, la uretritis que genera una gonorrea se confunde con otras infecciones que también la producen. Es importante determinar el origen real de dicho trastorno porque para su curación, los tratamientos que requiere son diferentes.

Si una mujer embarazada presenta gonococia y no sigue un tratamiento adecuado puede contagiar al niño en la fase de expulsión, cuando pasa por el canal del parto, lo que conlleva en el niño un alto riesgo de sufrir una conjuntivitis gonocócica que puede provocar ceguera permanente. En la actualidad se previene la infección con la instilación de unas gotas de antibiótico en los ojos del recién nacido.

El tratamiento de la gonorrea se realiza con cefalosporinas, espectinomicina o ciprofloxacino. La penicilina es poco eficaz por la existencia de un gran número de cepas resistentes a ella y es necesario realizar revisiones después del tratamiento, puesto que a veces pueden desaparecer los síntomas, pero persistir la infección

Clamidiasis

Es provocada por la Clamydia trachomatis, que es el agente que con mayor frecuencia provoca uretritis no gonocócicas. La infección gonocócica y clamydial coexisten en un 30-40% de los casos. Sin embargo, ésta última parece haber disminuido de manera gradual en los últimos años y es más frecuente en adolescentes y adultos jóvenes sexualmente activos.

De modo similar al gonococo, esta infección cursa con uretritis, inflamación de cuello uterino, enfermedad inflamatoria pélvica, epididimitis, etc. Puede también ser asintomática, en especial si la persona afectada es una mujer. Se observa sobre todo entre las mujeres de 15 a 20 años. A partir de los 30 años desciende la afección debido a que a esa edad la diana sobre la que se fija y trasmite la bacteria, que es el epitelio columnar de la mucosa vaginal, es reemplazada por el epitelio escamoso.

Como en la gonococia, los síntomas son más reconocibles en el hombre que en la mujer, pero en ocasiones son difíciles de apreciar.

Si no se trata puede producir complicaciones. En el caso del hombre puede generar esterilidad o inflamación de los conductos espermáticos. En el de la mujer, inflamación pélvica, obstrucción de las trompas de Falopio y esterilidad. El tratamiento se realiza con antibióticos, principalmente con macrólidos (azitromicina) y con tetraciclinas (doxiclina).

ITS que se manifiestan con infecciones por papilomavirus

Las infecciones de transmisión sexual

Los papilomavirus humanos (PVH) son virus que para trasmitirse requieren de un contacto personal estrecho; el contacto sexual es sin duda uno de ellos. De hecho, más del 90% de las personas que tienen relaciones sexuales con portadores de lesiones genitales por el PVH se convierten en portadores del virus. Se considera que la infección por PVH es la infección venérea vírica más frecuente y la mayoría de las personas a las que se les detecta no tienen signos clínicos de infección.

Los PVH pueden originar verrugas cutáneas y otras lesiones recurrentes, las más habituales son las condilomas. Se ha demostrado además que estos virus pueden favorecer la aparición de cánceres de cuello uterino, ano, vulva, vagina y pene.

Condilomas

Se manifiestan como verrugas indoloras, que se presentan entre el primer y tercer mes desde el contagio, por lo general en la propia entrada vaginal, en los labios vaginales, dentro de la vagina, en el cuello del útero o alrededor del ano. En los hombres suelen aparecer en el ano, el glande o bajo el prepucio y más raramente en el tallo del pene y en el escroto.

En su tratamiento se emplea cirugía con láser y fármacos que se aplican sobre las lesiones (podofilino o interferón), electrocoagulación, crioterapia (tratamiento con frío mediante nitrógeno líquido), etc. Cuando las lesiones son muy extensas, el tratamiento es complejo.

ITS que se manifiestan con vaginitis o infección vaginal

Las infecciones de transmisión sexual

En la vagina crecen y se desarrollan muchas bacterias que son beneficiosas por favorecer un medio ácido vaginal (pH ácido), con lo que se evita el crecimiento de hongos, bacterias y otros microorganismos perjudiciales. Si esta acidez se altera, la proliferación de estos agentes patógenos es más que probable.

La alteración del pH vaginal puede deberse a un déficit de las propias defensas corporales (sistema inmunitario) que provoca disminución de las resistencias, a menudo por la toma de antibióticos de amplio espectro, al uso excesivo de jabones y duchas vaginales o a heridas o irritaciones en la vagina.

Los síntomas que detectan la presencia de este trastorno son picores en la vulva, inflamación y secreción vaginal.

Las infecciones vaginales más frecuentes son:

Tricomoniasis

Es producida por tricomonas, parásitos protozoos que, aunque pueden sobrevivir durante algunas horas en un medio exterior húmedo, como toallas o ropa interior, se transmiten con más frecuencia por contacto sexual.

Afectan sobre todo a la mujer y provocan picores e irritación vaginal con secreción vaginal amarillenta y maloliente. El hombre muestra pocos o ningún síntoma.

Debido a que los tricomonas se desarrollan mejor en medios alcalinos, las duchas vaginales ácidas aplicadas a tiempo pueden detener la infección.

Candidiasis

Las cándidas son hongos que colonizan de manera habitual el recto y la vagina, por lo general en cantidades inofensivas. Si el medio se altera, facilita su proliferación e infecta las mucosas húmedas y calientes. Puede transmitirse a través de objetos, ropas y por contacto íntimo.

A nivel vaginal se produce un aumento de la secreción, en general blanquecina y espesa con intenso picor vulvar.

Tanto para la Tricomoniasis como para la Candidiasis, el tratamiento médico es muy eficaz y deben de tratarse los dos miembros de la pareja al mismo tiempo a fin de evitar el efecto ping-pong (reinfecciones procedentes del miembro aún no tratado).